En la adversidad, en la tempestad, en la enfermedad, en la pobreza, en medio de personas que dices que no te aman, allí a tu lado siempre esta DIOS diciéndote con cada latido de tu corazón: - Hijito/a mio/a TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO. Pero somos tan superficiales, tan materialistas, tan ambiciosos, y tan vanos que lo rechazamos hasta sin darnos cuenta. Ama a Dios y déjate amar por el.
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